viernes, 7 de abril de 2017

MEDITANDO

De todas las cosas que he vivido, que a mis casi 50 años no son muchas pero tampoco pocas, creo que la que más me ha marcado ha sido conocer y convivir con un asesino silencioso, al mero estilo de Hollywood.
Por razones obvias no puedo dar detalles, pero me atrevo a hablar después de muchos meses. Al más inquietante estilo de Hollywood conocí a alguien que escudado en una imagen de benevolencia y bonachonería envenena y mata a quienes le interesa. Nunca, nunca, jamás lo habría imaginado y conseguir pruebas ha sido tan sorpresivo como desconcertante pues aunque siempre tuve las pistas a mi alcance las desechaba por ser algo tan descabellado. Pero no lo es.
Poco a poco fui indagando, reuniendo testimonios casuales de acá y de allá, hasta conseguir pruebas irrefutables. Allí entendí todas las incongruencias que este cariñoso y dadivoso ser dejaba tras sí, pues el malo perfecto no existe (el bueno perfecto tampoco, por cierto).
Viviendo en su casa me sentía falsamente querido y protegido y ahora entiendo que pude haber sido una más de sus víctimas en el momento en que lo considerara oportuno. Quienes lo rodean no tienen la menor idea del tipo de persona que es, un excelente (pero no perfecto) artista del engaño, de maldad enfática y gran codicia. Porque envenenar lentamente personas hasta lograr parecer una muerte como accidental (incluyendo la de su propia esposa) es un verdadero acto de maldad ya sin importar el fin en sí mismo. Yo mismo creía ciegamente que todas esas muertes eran casuales pues la muerte es parte de la vida, no un acto excepcional. Pero no hay engaño perfecto y la verdad siempre sale a flote.
Y al mero estilo de Hollywood esta persona sigue haciéndolo hasta hoy pues son pocos los que sospechan la verdad y ninguno queremos involucrarnos, cobardía? Yo prefiero llamarlo instinto de supervivencia.

Sólo espero que algún día se haga justicia en nombre de estas personas que dejaron este mundo a manos de esta persona. Si no se hace justicia aquí, al menos que se haga allá arriba (más bien creo que allá abajo). Me encantaría dar más detalles pero valoro mi vida, no quiero arriesgarme.

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