Como una bofetada de realidad inesperada, el futuro nos muestra que está avanzando sobre nosotros y la robótica es uno de sus intereses recurrentes. Un nuevo dispositivo imita el funcionamiento del corazón humano para utilizar nuestros desechos humanos como combustible de robot. El proyecto es responsabilidad de un grupo de investigadores de Bristol y aquí dentro desenmarañamos lo extraño de esta idea.
La naturaleza propone ciclos de reciclado que son inherentes a la vida. Cuando un organismo muere, otros lo aprovechan. Incluso cuando no mueren, sus deshechos biológicos pueden ser reutilizados como alimento o material de refugio y construcción para otras especies. El papel de los deshechos humanos en plena era de la industria no tiene un fin determinado, aunque muchos países los tratan con bacterias y encimas para ser reconvertidos en compost o relleno para terrenos. ¿Pero qué tal si pudiéramos usar nuestros desechos para darle energía a robots? Sobre esto están trabajando en la Universidad de Bristol y en comunión con la de West England, donde el Laboratorio de Robótica ha probado los resultados de un combustible humano para robots y lo ha publicado en la revista Bioinspiración y Biométricas.
Estos dos equipos de trabajo han creado cuatro generaciones de EcoBots en los últimos 10 años, cada uno de los cuales es alimentado por la electricidad que generan las células de combustible microbianas que emplean microorganismos vivos para digerir la materia orgánica de residuos y generar energía de bajo nivel. Los estudios realizados recientemente y la experimentación que ya vienen teniendo estos robots han demostrado que debido a su eventual operación en zonas de alta peligrosidad para los humanos (por polución, radioactividad o contaminación bacteriana), se ha logrado alcanzar un punto en el desarrollo que le permite a los robots generar su propia energía utilizando frutas y vegetales podridos, moscas muertas, aguas servidas o estancadas, lodo y hasta residuos humanos, como lo es la orina.
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